Juan Martínez, Teacher and Promoter of Cuban Art

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Drs. Carol Damian and Juan A. Martínez at the recognition reception for Eternal Cuba: The Darlene M. and Jorge M. Pérez Art Collection at FIU, May 2013

Juan Martínez, maestro y promotor del arte cubano

Aldo Menéndez
El Nuevo Herald
August 2, 2014

En la vida de los hombres públicos existen momentos de cambio que bien merecen nuestra atención, sea para hacer balance o para señalar sus nuevos propósitos y metas. El cubano Juan A. Martínez (La Habana, 1951), conocido especialista de las artes visuales, cierra ahora un período de su brillante carrera, en que sale de la Florida International University de Miami por la puerta grande, dejando atrás largos años de ejercicio como profesor en el Departamento de Arte e Historia del Arte, del que fuera su director. Esto no es un retiro porque nunca dejará de ser maestro, sino la entrega más completa a otra de sus varias facetas, la de investigador de la plástica, una disciplina a la que ha venido aportando como escritor, conferencista y curador, que incluye la publicación de libros, catálogos y artículos de prensa, familiarizándonos, en particular, a su concienzudo enfoque del papel de la vanguardia cubana y de la escuela de La Habana.

Aunque teórico de pies a cabeza y estudioso de gabinete, Martínez nunca se ha limitado a fórmulas pasivas, actuando continuamente en calidad de promotor, que intenta esparcir sus conocimientos entre espectadores de todos los niveles. Además de organizar exposiciones de tesis como El grupo Los Once y el arte cubano de los 50's o Pintura cubana en el período republicano, 1902–1959, él es de los que se presenta ante el público para enriquecerlo con una amena charla que lo introduzca y guíe dentro del ámbito hacia el que ha dirigido sus exploraciones. Todos recordamos los cursos sobre arte moderno cubano en Galería Cernuda Arte.

Cuando decide reconstruir y valorar a un determinado creador, como es el caso de Carlos Enríquez, al que dedica el libro Carlos Enríquez: The Painter of Cuban Ballads (El pintor de las baladas cubanas), del 2010, acostumbra a ordenarnos esa vida y su iconografía de una forma exhaustiva, didáctica y de hecho asequible a cualquiera. En realidad sigue paso a paso el itinerario y los jalones cronológicos, intentando sobre todo descubrirnos entre la multitud de datos, el espíritu y la personalidad del artista, y la manera en que expresa sus sentimientos íntimos, llevándonos de la mano período por período; sorprendiendo con la reproducción de obras pocas veces vistas, que pacientemente ha recopilado. Lo que equivale a biografiar, interpretando significados y esencias particulares de la obra, que en su momento constituyeron aportes históricos a nuestra cultura, a veces desconocidos. María Brito y Guido Llinás son otros ejemplos en esta línea.

Con el volumen dedicado a Brito, obtuvo el primer lugar en la 11ra entrega anual de los premios al libro latino de Latino Literacy Now, una organización sin fines de lucro que apoya y promueve la alfabetización y la excelencia literaria en la comunidad latina. Lo que motivó a Martínez a expresar: "Estoy muy feliz, sobre todo por la atención que el libro y este premio atraerán sobre María Brito y su obra".

El libro Cuban Art and National Identity (Arte cubano e identidad nacional), editado en 1994, es quizás el primero de su tipo en el terreno de la pintura que con altura y desde la distancia, lejos de sus museos y archivos, enfrenta fuera de la isla esta cuestión meridiana, lo que hace doblemente difícil la tarea; llegando cuando más falta hacía, al intensificarse el arribo a estas costas de obras del arte moderno cubano que despertaban el interés de muchos de sus compatriotas radicados en Miami.

Martínez, un intelectual sencillo, refleja a ese tipo de trabajador infatigable que prefiere, como homenaje y alimento para el ego, lo que encuentra día a día sumergido y hasta perdido en el complejo universo del arte cubano, en el que tanto indolente o inducido olvido, han condenado infinidad de hazañas y aventuras plásticas.

Académico emérito con ideas, respetado allá y acá, Martínez, siguiendo cualquier pista, termina siendo especialista en la materia, lo cual lo convierte en indispensable consultor y al propio tiempo productor de monografías, al estilo de la que ahora mismo prepara del maestro Fidelio Ponce de León.

Sus criterios en los numerosos artículos de prensa son revelados a través de una prosa clara y directa, que a menudo se sale del cauce indagatorio para criticar y señalar los errores de apreciación que rodean incluso la obra de nuestro más importante creador, me refiero a Wifredo Lam, del que Martínez escribe en Art Nexus (enero-marzo, 1994) un artículo titulado "Lam y sus contemporáneos" a propósito de la exposición en el Museo Studio de Harlem. En el trabajo sitúa: "Las modernas obras de arte cubanas preservando su importancia como adaptaciones innovadoras del modernismo europeo, que buscan un poderoso sentido del lugar". Sin embargo nos advierte seguidamente que a Lam en Estados Unidos: "… a menudo se le trata someramente de seguidor de Picasso, surrealista de menor importancia, y de primitivista moderno". A continuación se refiere a que ese año la exposición en Harlem pudo ser la responsable de que: "La jungla haya sido mostrada [por fin] como parte integral de la historia del modernismo expuesta en el segundo piso del MOMA".

Aunque nervioso, Martínez posee mucho de paciente "atractor", lo que lo prepara para seguir lidiando en el futuro con la dispersión que suele rodear el caprichoso arte de su tierra.